Pienso, luego juego

Posted by Davids | Posted in | Posted on 11:56:00 a. m.

Por David Velasco

Dicen que el fútbol es el deporte más hermoso del mundo, pero apuesto a que Michael Jordan (básquetbol), Babe Ruth (béisbol) o Mohamed Ali (box) no concuerdan con esta aventurada declaración.

Cada deporte tiene su belleza y uno como espectador disfruta ver a los deportistas desplegar su máximo nivel, tanto así que en ocasiones elevamos el estatus del deporte al de arte (¿que pensarían de esto Leonardo da Vinci o Miguel Angel?).


Mas lo bello del deporte está escondido detrás de todo lo que los medios de comunicación nos quieren hacer ver, la belleza de un deporte no se experimenta viendo un partido de la Champions League en el cine sino practicando el deporte mismo, en el campo, la duela o la pista de atletismo.

Créanlo o no, el deporte tiene funciones más complejas que la recreación o la competición social. Algunos científicos encontraron que tribus primitivas de Oceanía practican los juegos para:

--Desarrollo de habilidades específicas.
--Ser eficaces en el sostenimiento de reglas.
--Promover la comunicación, la lealtad y la solidaridad de las tribus.
--Sostener la salud y la confianza en si mismo.
--Mantener y mejorar las pautas morales.

En realidad nuestra civilización occidental moderna no dista mucho de esas tribus nativas, si las llamamos de esa forma es sólo porque viven a la antigua, en chozas y cabañas y su razonamiento no está influenciado más que por sus propias costumbres; nosotros en cambio tenemos un modelo de educación que viene de Norteamérica, leemos literatura de todas partes del mundo y le creemos cualquier cuento al primer filósofo o psicólogo de antaño que nos hable con palabras rebuscadas.


Eric Liddel (1902-1945)

Pero volviendo a temas deportivos, hace poco estaba leyendo la historia de un atleta escocés que corría los 100 y 200 metros en la década de los veintes, me refiero a Eric Liddell. En uno de los libros que se han escrito sobre él, “Algo más preciado que el oro”, se menciona que la manera en que las personas juegan tal o cual deporte dice mucho de la forma en que enfrentan los problemas de la vida.

Si bien es preciso recordar que el deporte no lo es todo en la vida y que hay otras formas de expresión meramente artísticas que tal vez dicen más de las personas. Así se explica que fulano puede ser fatal para patear la pelota o para batear y sin embargo ser un genio en el piano o la fotografía. Tanto el futbolista como el pianista encuentran en su pasión el modo de superarse a sí mismos y fortalecer su carácter mediante la disciplina del diario practicar.

Encontramos pues, que los deportes tienen sus limitantes pues no son para todos. Y aún los deportistas de hueso colorado lo saben. Llega un momento en la vida donde el juego deja de satisfacer al deportista, o más bien la persona se da cuenta de que hay otros aspectos de la vida que no puede descuidar por el juego. Por esa razón los futbolistas se retiran y dedican más tiempo a su familia, las mujeres deportistas dejan de lado su carrera para ser madres y persiguen un sueño o ideal diferente.

Pero son pocos, realmente pocos los que se retiran cuando están en lo más alto de su carrera deportiva. La mayoría cuelga los botines luego de varios años sin conseguir un triunfo importante o cuando se dan cuenta de que ya no tienen el nivel para competir con los mejores.

Sin embargo, se de uno (y seguro que hay más) que tras ganar el oro olímpico dijo adiós de manera sorpresiva. Sí, hablo de nuevo de Eric Liddell, “El Escocés volador”.

Eric Liddel ganó el bronce en los 200 m y el oro en los 400 en París 1924

Después de renunciar a una medalla de oro casi segura y de ganar otra de manera espectacular el escocés dijo “Hasta aquí, hay algo más importante que el oro”. De esa forma pasó sus últimos 20 años de vida en China como profesor de química y como misionero cristiano, siempre influyendo para lograr una mejor formación de los jóvenes.

Para darnos una idea de lo que dejó Eric supongamos que Lionel Messi anuncia mañana que terminando el mundial se quedará en Sudáfrica para ayudar a los enfermos de VIH.

Da la impresión de ser un gran sacrificio pero para Eric no lo fue; él sabía de los problemas que atravesaban los chinos por las cartas que le había enviado su familia- también misioneros- y tomó una decisión inaudita para su nación pero ejemplar en toda la extensión de la palabra.

Comments (2)

Bienn Es buena literaturaaa, tiene unas palabras faltantes en un parrafo pero es bueno me late

Migue le iria posiblemente a la Roma y Leo es mas dificil algun italiano o frances.....ya en serio, buena nota y pues profundizaste mas en la historia de eric que lo que pasaron una vez hace muuuuuucho tiempo en Los Protagonistas.

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